domingo, 15 de febrero de 2009

Nuestra Madre y Señora del Camino, Excelsa Patrona Soberana de la Corona Estrellana y todos sus dominios, de su Casa Imperial, de su Invicto Ejército y del Santo Patriarcado.

Se trata de una pequeña imagen de treinta centímetros de finales del siglo XVIII, de escuela sevillana y llega a nuestras manos del siguiente modo:
Cierto día de Abril de 1999 fuimos mi amigo el Infante Carlos Lora y yo a Valencina de la Concepción a vestir una imagen de un amigo (Eusebio, más conocido como Bibi Montoya). La Virgen que tenía era una imagen de poliéster comprada en un comercio de a calle Feria y policromada por un escultor amigo suyo. Me comentó que tenía otra más "muy vieja y rota" guardada.
Yo me empeñé entonces en ir a verla, y en hacerme con ella si era posible. Eusebio nos condujo al corral de gallinas de la casa, apartó paja y de una bolsa de continente sacó el milagroso simulacro de Nuestra Señora.
Tenía la mascarilla rota en tres pedazos, pero cuando los uní me enamoré perdidamente de Ella y supe al instante que era la Señora de la Casa Imperial Estrellana.
Le pregunté a Eusebio que de donde provenía y por qué estaba así a lo que él me contestó que la Virgen, ya en ese estado, se la habían regalado a un amigo suyo en el rastro de Madrid al comprar otra. Desde aquí viajó a Marchena que era donde residía el citado amigo, y éste se la dió para que la viese un escultor que conocía y se la restaurase, a lo que el artista se negó, quedando allí la imagen, en el más injusto de los olvidos y en lamentables condiciones, en aquél corral de gallinas.
Eusebio me la regaló, y la llevé inmediatamente al taller de Daroal, donde Francisco Rovira Yagüe la restauró con gran pericia y paciencia, devolviéndole a su estado original.
El 13 de Junio del año 2000, la Virgen llegaba a su casa, y fue vestida para la ocasión con las ropas de la Virgen de la Estrella, Patrona de Estrella de la Sierra.
Desde entonces, ha presidido nuestra casa, con sus alegrías y penas, ha sido confidente y acompañante de mi familia, y a ella se le dirigen diariamente los rezos de todo, destacando mi madre por su devoción, mi querida abuela que ya está reunida con ella en el cielo, mi hermano, y la madrina de mi madre, la hermana Esperanza Macarena de la Cruz, de la Compañía de las Hermanas de la Cruz.

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