Si hay algo que nos conmueve y atrae de la Semana Santa, es sin duda que es todo un viaje en el tiempo. Siempre vamos a ver las cofradías en el mismo lugar, a la misma hora, esperamos la misma marcha, el mismo paso, la misma saeta....
¿Por qué? El hombre tiene necesidad de permanecer, por eso se tiene hijos a los que se les enseñan las cosas que hacemos, y por eso además necesitamos reencontrarnos con nosotros mismos. No podemos volver hacia atrás, sin embargo, podemos sentir de nuevo cada año en semana santa aquéllo que nos ha conmovido antes, que nos ha hecho vivrar de emoción o que nos llegó al corazón directamente.
Cada año nos hacemos un año más viejos, sin embargo, el llegar la semana santa volvemos a ese tiempo sin tiempo, en el que nada importa, solo el hecho de vivir lo que llega....
Un año más, hemos vuelto a ser niños que querían globos, chicos que buscaban con su mano otra para sentir su calor, ojos que se cruzan con otros llenos de amor...... y hemos vuelto a ese punto de partida, efímero en el tiempo, pero duradero en nosotros, que nos hace soñar con otro mediodía a la sombra de un arco color albero.
miércoles, 15 de abril de 2009
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